Sira López es licenciada en Ciencias del Mar y experta en Aych. Actualmente trabaja como gerente del Campo de Voluntariado Cíes donde se realizan actividades de Free Plastics.
Plásticos, plásticos y más plásticos. Mira a tu derecha. Ahora a tu izquierda. Y ahora de frente. Parece imposible no ver plásticos donde sea que miremos. Y hemos comenzado a utilizar este material de manera tan masiva que está en todas partes. Pero, siendo sincero, la verdad es que son muy cómodos. No pesan. No se rompe Son baratos … Parecen todas las ventajas. Pero desafortunadamente, en esta historia, hay una cara B. Y no hacemos un uso responsable de ellos. Generamos toneladas y toneladas de residuos plásticos anualmente. La mayoría de ellos terminan en vertederos, donde son incinerados. Algunos, como mínimo, reciclados, generalmente en países del tercer mundo. Y, cada vez más plásticos se acumulan en los océanos, los verdaderos pulmones del planeta, ya que aquí es donde se genera la mayor parte del oxígeno que respiramos. Los plásticos pasan cientos de años en nuestros mares hasta que se degradan por completo. Durante este proceso, se rompen en pedazos cada vez más pequeños. Tan pequeños que son prácticamente imperceptibles para el ojo humano. Son los microplásticos. Pero estos microplásticos también pueden provenir de productos cosméticos, como exfoliantes, que van directamente a las aguas residuales, por lo que es imposible tratarlos en una planta de tratamiento debido a su pequeño tamaño. Y aunque no se ven, son fatales. Desde hace un tiempo, los plásticos aparecen en los lugares más inesperados. No solo están en el estómago de los peces, sino que también han aparecido en la sal de mesa, en el agua del grifo o en la miel. Sin que nos demos cuenta, se han convertido en parte de la cadena alimentaria, incorporando a los seres vivos la toxicidad que conlleva todo lo derivado del petróleo. Y los efectos a largo plazo que pueden acarrear aún no se conocen bien. Las alarmas sobre este problema han aumentado en todo el mundo y, afortunadamente, cada vez más países deciden prohibir el uso de plásticos de un solo uso.
Durante algunos años, jóvenes de toda Europa inundan el Parque Nacional Marítimo Terrestre de las Islas Atlánticas de Galicia. Pero, a diferencia de los visitantes comunes que reciben las islas, queremos hablar sobre las personas que vienen con una idea clara: contribuir con su grano de arena para hacer de este lugar de ensueño un lugar un poco mejor. Forman parte de Pink-Power, un grupo de voluntarios que deciden pasar parte de su verano en las Islas Cíes haciendo múltiples tareas en coordinación con el personal del parque. Su trabajo se centra en el medio ambiente, destacando la limpieza de las playas, la conciencia de la ciudadanía o la propuesta de prototipos que ayuden a reemplazar el plástico de nuestra vida cotidiana o eliminarlo de nuestro entorno. Por lo tanto, a través de la limpieza de playas, no solo recolectan sistemáticamente la basura que llega a nuestras playas, sino que también la identifican y cuantifican, transfiriendo estos datos al Ministerio del Medio Ambiente a través de su programa de Ciencia Ciudadana. Con la ayuda de estos resultados, que se analizarán posteriormente con más detalle, se tomarán medidas de acuerdo con el tipo de residuo que se encuentre con mayor frecuencia. De esta manera, la cadena de conciencia continúa. Ya no se trata simplemente de eliminar los desechos de un área. Se trata de ir más allá, evitar que esto suceda, no cometer los mismos errores nuevamente. Al ver la voluntad de las generaciones venideras, parece que estamos en el camino correcto.